Hasta ahora, Bolivia no había sido vista como un territorio hostil para los desplazados y exiliados venezolanos, aunque razones no faltaban, considerando la hermandad ideológica entre La Paz y Caracas. Pero desde el 17 de marzo, seguramente la percepción de los venezolanos ya ha cambiado, confirmando sus recelos sobre la poca seguridad que implica migrar a nuestro país.
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